domingo, 24 de junio de 2012

Bienvenida al nuevo blog

o
Uno-dos-tres probando.


Sirva este mensaje como bienvenida e este nuevo blog. Estas son las crónicas juarileñas: relatos de vida cotidiana de mi vida cotidiana escritas en la colonia Juárez de la Muy Noble e Insigne, Muy Leal e Imperial Ciudad de México, que trataré de combinar con algo de la historia de esta gentil y castigada colonia.

¿Que de dónde saqué el término “juarileña”? Hace algunos ayeres visité Ciudad Juárez, Chihuahua, y conocí a unos simpáticos juarenses. Éstos me comentaron que durante un viaje a Madrid que hicieron, observaron que la ciudad española era casi tan bonita y señorial que la suya, y llegaron a la conclusión de que, si a los habitantes de Madrid se les llama Madrileños, pues a los habitantes de Juárez se les debería de llamar Juarileños, dada la similitud en hermosura entre ambas urbes. De ahí que siendo uno vecino de la Colonia Juárez, me haya tomado la libertad de adoptar el gentilicio para estas crónicas en honor a aquellos augustos —y optimistas— amigos del norte del país.

El estreno de un nuevo sitio merece una relación de las cosas actuales, para comparar contra las situaciones que ocurrían cuando hice el blog anterior. Aunque me entristeció un poco tener que cerrar Memorias… me levantó el ánimo la sensación de cerrar un ciclo (con CE de CASA) ya completo y redondito para abrir otro. Y ahora, analicemos la situación:

La jefa: que pronto cumplirá su segundo año de viudez, cual araña tejedora se encuentra en plena construcción de un nuevo grupo que denominaré “El club de las viudas decentes”. Temerosa contemplo como mi señora madre adopta el papel de dama que guarda fielmente la memoria de su difunto esposo, y se junta con otras que, como ella, tuvieron la fortuna de casarse con buenos partidos, de haber sido bendecidas con hijos maravillosos que sólo les dan satisfacciones, de haber llorado la muerte de sus esposos quienes las dejaron protegidas con la pensión de sus chambas, y que ahora se juntan a chismear, recordar al difunto, y echar competencias a ver cuál fue el marido más bueno.

El resto: y con esto me refiero a hermanos, amigos, parientes y conocidos. Todos marchan dentro de la carrera de la vida, todos ocupados en sus asuntos, todos entretenidos con sus cosas personales, satisfacciones, sofocones, viajes, esfuerzos etc. A la mayoría nos inquietan los próximos tiempos electorales.

Yo: llevo más de dos años habitando el lugar que habito, recuperando el norte perdido desde hace tiempo, y devanándome el seso tratando de encontrar la manera de cambiar de giro. Habiendo encontrado en la redacción una vía eficientísima de desahogo en esta larga etapa particularmente solitaria, enfoco mis esfuerzos a dos cosas principalmente: seguir escribiendo, y agarrarle el modo a un empleo.

Eran tiempos de cambios radicales cuando comencé a publicar en Memorias… las tribulaciones de tan agitados y aciagos días. Nunca me hubiera imaginado lo difícil que sería transitar por aquellos cambios, ni por los dolorosos tiempos que siguieron. ¿Valió la pena? Todavía no lo sé a ciencia cierta, mas-pero-sin-en-cambio (je, je) lo que sí sé es que no hay vuelta atrás, cosa que me obliga a seguirle por donde voy, esperando poder hacer que tanto entuerto haya sido para estar mejor y, ciertamente, más feliz que antes.

En resumen, este blog se estrena mientras continúa esta larga transición. Sea pues inaugurado oficialmente el nuevo sitio.